RubberCorp, la empresa que quiere proyectar al Bajo Cauca ante el mundo a través del caucho
RubberCorp, empresa que opera en Caucasia, le apuesta a la formalidad de productores, jóvenes y mujeres y piensa empezar a exportar el próximo año.
Un bogotano que en este momento está jugando en una cancha sintética, un médico paisa que tiene los guantes quirúrgicos puestos o una mujer usando faja le están dando la mano, sin saberlo, a 1.200 de productores de caucho en el Bajo Cauca antioqueño y el sur de Córdoba, quienes en muchos casos solían dedicarse a los cultivos ilícitos.
Tras el negocio hay una historia de pujanza, esperanza y ganas de dejar huella. Los productores quieren borrar los estigmas sobre esta zona del país y ponerla a sonar en todo el mundo por las oportunidades que ofrece.
Una de las empresas que trabaja por ello es RubberCorp, procesadora de caucho y comercializadora de látex centrifugado ubicada en Caucasia, que opera desde 2016. Su gerente es María Beatriz García, nacida en Bogotá, pero que se siente oriunda de Moñitos, Córdoba, por hacer su vida prácticamente en esa tierra.
La compañía emergió como un proyecto de la Asociación de Hevicultores de Antioquia y Córdoba (Heveancor), organización de segundo nivel que en 2014 ya había dado el primer paso: obtener cooperación internacional para construir una planta procesadora de látex en Caucasia.
Hacia la formalidad
Hasta ese año los productores de la zona sentían que les faltaba bastante para ser competitivos, pero la llegada de la planta fue decisiva; a eso se sumó el nacimiento de RubberCorp, que impulsó que varios de ellos se formalizaran.
Como en las grandes historias, la cosa no empezó bien. En los primeros cuatro años RubberCorp no hacía pie, pues los créditos que obtenía eran muy pequeños como para levantarse, los clientes pagaban a 30 o a 60 días y por si fuera poco las importaciones de látex eran más baratas y dominaban el mercado. Las dificultades hicieron mella y en un momento la planta se redujo a tres personas.
Por esas cosas de la vida, cuenta la gerente, en 2020, mientras varias empresas cerraban por la pandemia, a RubberCorp le llegó su buena hora: un crédito de $250 millones por parte de un banco. Con la plata empezó a invertir en materia prima y con la caja que iba haciendo fue poniéndose al día con proveedores que habían esperado su pago hasta por año y medio (ver “Radiografía”).
Al mismo tiempo resultó fundamental el apoyo de la Cámara de Comercio de Medellín, que ha estado pendiente de cuáles capacitaciones se requieren, tener los papeles en regla y cumplir con la normatividad. Adicionalmente, los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet) también ayudaron con infraestructura y herramientas para consolidar a RubberCorp.
Mirando al exterior
Todo esto derivó en que la empresa sea hoy todo un referente: genera 15 empleos directos, 15 indirectos y le compra a 200 productores de la región. Es que con la pandemia los actuales clientes voltearon a mirar el producto local y las empresas paisas y cordobesas se beneficiaron.
“Antes de 2020 dábamos pérdidas, pero de 2020 a 2022 hemos crecido 400% en utilidad”, dice con orgullo García. Aunque hoy la cantidad de pedidos en el país no da abasto, la empresa piensa en empezar a exportar el otro año, pues ya le han coqueteado desde otras latitudes.
La firma antioqueña quiere seguir expandiéndose y darle la mano a la gente de la región como hasta ahora; personas que antes se dedicaban a cultivos ilícitos, jóvenes que no han tenido oportunidades y mujeres cabeza de familia son quienes están detrás del proyecto.
Pensando en abrir sus alas, RubberCorp ya adquirió una segunda centrífuga, máquina esencial para que la empresa pueda venderle látex líquido al mercado. Cada artefacto de esta clase permite procesar hasta 500 hectáreas de caucho por mes, con lo que ahora podrá pasar a unas 1.000.
El mensaje de García es apostarle al Bajo Cauca y al sur de Córdoba, una zona con enorme potencial para el negocio del caucho, pues concentra alrededor de 7.000 hectáreas de las 53.000 registradas en el país durante un censo en el 2015.
Fuente: El Colombiano