¿Cannabis medicinal, el salvavidas que necesita la economía?
La crisis económica global que se avecina por la pandemia del covid-19 es de dimensiones incalculables: además de las bajas en el crecimiento económico, con el consiguiente impacto negativo en el empleo, juegan en contra la caída en los precios internacionales del petróleo, los desplomes de los mercados de valores y el fuerte impacto en viajes y turismo, entre otros.
En su informe semestral, publicado este abril, el Banco Mundial ya anotaba que el golpe económico de la pandemia sería sobre todo duro para América Latina y el Caribe que podrían retroceder en un 4,6 % este año, y hacía un llamado a los gobiernos, a través de su economista en jefe para la región, Martin Rama, al “enorme desafío de proteger vidas y al mismo tiempo limitar los impactos económicos”.
Justamente en ese contexto hay que destacar el enorme potencial del cannabis medicinal como un producto capaz de mitigar dichos impactos negativos. En septiembre pasado la firma Econcept que lidera el ex ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, una de las voces más respetadas del sector económico, consignó varios datos que confirman ese potencial.
Según Echeverry el mercado colombiano será principalmente de vocación exportadora “lo cual es una gran noticia para el país que podría haber encontrado finalmente su milagro exportador después de muchos años de espera. Con este producto estimamos que las exportaciones oscilarían entre 2.300 y 17.700 millones de dólares dependiendo del percentil de la distribución de resultados que se analice” explicó y dijo que el recaudo generado por esta industria podría evitarle al país una reforma tributaria, ya que el recaudo por concepto de impuesto de renta se podría ubicar entre 1,2 y 3,5 billones de pesos.
“El cannabis podría superar el recaudo fiscal de todo el sector agrícola si accede ahora al mercado mundial” agregó el exministro cuando se lanzó el estudio, hace unos meses.
Si logra despegar como industria, este producto tendría un altísimo impacto en el empleo rural, dado que es un cultivo intensivo que requiere de 10 a 17 personas por hectárea, a quienes se les pagarán todas sus prestaciones sociales de ley, dignificando el trabajo en el campo. El número de empleos creados por la actividad de producción de cannabis medicinal se acercaría al que genera toda la industria de fabricación de plásticos o el de la producción de hortalizas y legumbres y podríamos hablar hasta de 100 mil nuevos empleos, justo lo que Colombia necesita en el escenario del post Covid-19.
A esto habría que sumarle lo que Colombia podría ganar si se posiciona como proveedor de diferentes variedades de cannabis para uso medicinal para el mundo, tal como lo es Holanda en el campo de las flores, gracias a la fortaleza de la legislación en materia de fuente semillera.
Así, en momentos en los que vivimos una de las peores crisis económicas y sanitarias del mundo, vemos una luz al final del túnel apostándole a productos diferentes, que le brindarían a Colombia una oportunidad única de encontrar una fuente adicional de empleo, crecimiento, innovación y exportaciones para la economía con un enorme impacto social y, además, de mejorar el bienestar de la población que sufre de dolencias ligadas al dolor crónico y la ansiedad.
Fuente:EL TIEMPO