Estandarizar la tonalidad del producto terminado
Contexto
La tonalidad en la miel es un factor de calidad importante para el producto terminado que permite su clasificación, desde un punto de vista comercial. El color de la miel puede variar desde una tonalidad muy traslúcida, rojo oscuro, tonalidades amarillas, ámbar y marrones con matices verdes y rojos. Algunos estudios indican que el color en la miel se atribuye a su origen botánico, pero que también depende del contenido en cenizas, temperatura y tiempo de almacenamiento. [1]
El color puede definirse como el resultado de la interacción entre tres elementos diferentes: un foco de luz, el objeto iluminado y el observador. Los ojos y el cerebro humano son capaces de distinguir variaciones sutiles en los tonos de los colores. Esta percepción del color está afectada por muchos factores y no solo varía de un observador a otro, sino que varía para el mismo observador, en función del entorno y el tipo de luz, ya que son factores subjetivos. [1] Por lo anterior, realizar la clasificación de la miel por tonalidad al ojo humano puede resultar imprecisa y polémica, porque dependerá netamente de la persona que la esté realizando.
Caso de éxito
Un productor de miel a partir de caña de azúcar en el Valle del Cauca se contactó con Hanna Instruments para buscar asesoría acerca de la medición de color en la miel para poder estandarizar la tonalidad del producto terminado.
Desde nuestra área técnica se identificó un medidor de transmitancia óptica, la cual está definida como la cantidad de luz que pasa a través de un cuerpo en determinada longitud de onda. El equipo recomendado fue el medidor de bolsillo Checker HI 759 con el cual se pudo establecer una semejanza entre el grado de color según los estándares internacionales para el jarabe de maple y la miel a partir de la caña de azúcar.
Bibliografía: