La cáscara de frutas como la piña, una opción para generar energía renovable
Para la Unal, esta opción puede ser una alternativa viable y económica para producir otra clase de energías
Rosa Natalia Carmona Pardo, magíster en Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia con sede en Palmira, estudio la cáscara de piña (Ananas comosus), residuos de papa (Solanum tuberosum) y plátano (Musa AAB Simmonds) para determinar su potencial energético y su tiempo de vida útil.
De acuerdo a Pardo, “el objetivo fue conocer la energía de activación de tres cáscaras porque aquí en Colombia se utilizan mucho como materia prima para productos comestibles y cosméticos, entre otros procesos; entonces se generan en gran cantidad y pueden ser una opción para aprovecharlos”.
De los tres tipos de cáscara, se descubrió durante la investigación que la cáscara de piña fue la que obtuvo mejores resultados. Para la Unal, esta opción puede ser una alternativa viable y económica para producir otra clase de energías como la eléctrica o la biotérmica.
Esto se logró determinar a partir de un análisis térmico que estudia el comportamiento de los materiales, pues a medida que se someten a diferentes temperaturas se producen cambios físicos y químicos en la materia orgánica. De igual manera, se llevó a cabo un proceso de pirólisis, que consiste en un calentamiento que se hace en ausencia de aire, a rangos de temperatura específicos según el material que se esté calentando.
La ingeniera señaló que “con los resultados que se obtienen del análisis termogravimétrico se puede hallar la energía de activación, la cual indica la energía que se requiere para producir compuestos volátiles, que son la fuente para proveer energía”.
Si la energía de activación de un material orgánico es baja será buen indicador porque costará menos trabajo sacarla de un material, por usar menos energía en el proceso. De esta manera, la investigadora comprobó que “la cáscara de piña presentó las energías más bajas y mayor cantidad de compuestos volátiles, lo cual indica que se puede obtener más energía del material utilizando muy poca energía en su proceso”.
Según la Unal, el análisis termogravimétrico se apoyó de dos pruebas: la calorimetría de barrido y la espectrometría de masas, las cuales, permitieron corroborar que la cáscara fue el material que tuvo mejores resultados tras comparar los valores que arrojaban las pruebas, en las que se varió la temperatura desde los 200 hasta los 450 °C.
El rango de energía que se necesita para obtener energía eléctrica es diferente que aquel para obtener otro biocombustible; según los rangos de temperatura se debe tener mayor eficiencia en la producción de compuestos volátiles, y en la cáscara de piña se pudo observar esto en un rango de temperatura desde 200 hasta 450 °C.
La ingeniera concluyó a través de esta investigación que“esta es una fuente de energía que sería inagotable porque los residuos orgánicos se producen continuamente en grandes cantidades y por lo general se depositan en rellenos sanitarios, donde pasan por un proceso natural de descomposición que genera dióxido de carbono y gases que afectan al medioambiente, por lo tanto está opción podría ser viable”.
Fuente: Agronegocios