El pez basa, que se comercializa ampliamante en el país, se ha convertido en una amenaza.
Similar a la salida en falso de la autoridad pesquera de proponer una cuota de pesca para aletas de tiburón, ahora promueve el cultivo de un pez asiático antes de conocer los conceptos técnicos sobre su riesgo como especie invasora.
Para los que aún recordamos el excelente sabor del róbalo, entendemos ahora el sinsabor de la degradación de nuestras pesquerías y recursos hidrobiológicos al probar el pez basa, que, engañosamente, ofrecen como “róbalo”. Un sabor que no es sabor, pues basa no sabe a nada, sino a lo que se le agregue.
El róbalo tiene bloques de carne firme y blanca, mientras el basa es translucido, con poca firmeza e incluso gelatinoso. Sin duda, una carne de muy baja calidad, acorde con su bajo costo, pese a ser importado desde Asia.
Esto contrasta con el exquisito sabor del bagre, la dorada y el bocachico, especies nativas que ahora están amenazadas por culpa de la complacencia institucional con la degradación ambiental.
Pangasius, o Pangansianodon, es el nombre científico del pez basa, originario del río Mekong, donde fue domesticado y cultivado luego de mucha investigación.
Fue tanto el esfuerzo que lo convirtieron en una de las especies que crece más rápido en cultivo.
Y aunque esta característica la hace ideal para el negocio, es también una amenaza si se pone a competir con las especies de un ecosistema natural.
El pez basa ha sido reportado en el medio natural, desde el año 2015, por investigadores de diferentes instituciones, en diferentes lugares de la cuenca del río Magdalena, producto posiblemente de introducciones ilegales en años anteriores.
El instituto Humboldt lidera actualmente, con la participación de varios académicos nacionales e internacionales, un cuidadoso análisis del potencial invasor del pez en todo Colombia con el fin de que la autoridad nacional pesquera-AUNAP tome, o no, la delicada decisión de considerar la especie domestica y dar vía libre a su cultivo.
Además del esfuerzo conjunto de diversas instituciones y la academia, se necesita de la colaboración ciudadana para esclarecer la presencia del pez basa en toda Colombia.
Se requiere construir un modelo predictivo del potencial invasor de la especie sobre el cual se podrá decidir si aún se puede erradicar la especie.
No obstante, la AUNAP durante todo el año se ha dedicado a fomentar abiertamente la posibilidad del cultivo del pez basa. ¿Otra salida en falso?
Fuente: El Tiempo
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