La piscicultura se proyecta como producto para sustituir cultivos ilegales en el Catatumbo

Por Equipo Hanna | Hace 2 años 3 meses en Noticias | Comentarios

60 familias que por años han tenido que vivir del cultivo de la mata de coca iniciaron a dar el giro a la legalidad mediante la cría de peces y venta de pescado.

Pese a los programas de sustitución de cultivos de uso ilícito aunados a otras acciones por parte del Estado para reducir las más de 40 mil hectáreas cultivadas con mata de coca, Norte de Santander sigue siendo el principal productor de ese insumo natural para producir clorhidrato de cocaína. Sin embargo, los cultivadores se han ido cansando de esa siembra ante las dificultades que les ha ocasionado tanto en seguridad como en su economía familiar.

La comercialización de la cocaína que se produce en la región se ha reducido entre otras circunstancias, porque los compradores han preferido irse para otros departamentos en los que consideran están más seguros, dijo una habitante de la zona rural de Tibú.

Ahora, es común ver en las redes sociales la alta frecuencia de anuncios ofreciendo fincas cocaleras en venta. Además, el dinero en la zona no está circulando y hay sectores en donde la compra de víveres se taza en gramos de cocaína. Algo que también está cansando a los habitantes de la región.

Estos y otros factores han hecho que cultivadores de coca estén buscando alternativas legales de cultivo. Es así como un grupo de labriegos busca su mina de oro en el cultivo de peces y venta de pescado.

Jesús Helí Guerrero es habitante del corregimiento San Pablo, municipio de Teorama, administra el Hogar Juvenil Campesino que cuenta con instalaciones para albergar a los muchachos que llegan del sector rural durante la semana para poder asistir a las clases en el Instituto Agrícola del Catatumbo. Pero, además, el sitio cuenta con terrenos que luego de estar por años llenos de mata de monte, actualmente están siendo adecuados, por campesinos que tomaron en arriendo los predios, para construir pozos y en estos criar peces para buscar la oportunidad de sustento a través de la piscicultura.

En el momento ya tienen diez piscinas con alevinos y peces de considerable tamaño. Esta iniciativa se da, según Jesús Helí, por que tanto él como otros cultivadores se han dado cuenta que, con la producción de mata de coca no han logrado nada bueno para ellos ni para sus familias.

Fue Jesús Helí quien dio el primer paso y decidió compartir la idea con otros cultivadores, quienes aceptaron el reto de dejar la coca y experimentar con la crianza de peces. Poco a poco, se fueron uniendo más personas y emprendieron a abrir pozos tecnificados para criar peces.

Miguel Pabón cultivaba, yuca, plátano y como muchos en la región, también la mata de coca. Dice que vio en la piscicultura “algo muy lindo, empecé con una poceta pequeña de 3x6 metros”. En medio de esta nueva actividad, reconoce que “la coca trae mucha violencia y a mí me gusta vivir en paz, el pescado en un hogar es un alimento sagrado”.

Su decisión de pasar al cultivo legal lo sustenta en “los constantes anuncios de erradicación de cultivos. Frente al temor de perder la inversión que se hace para sacar adelante un corte, es decir una cosecha”, esto lo mantenía en completa zozobra. “En cambio la piscicultura es algo que vale por lo legal, porque con la coca se enriquecen otros menos el campesino”, dice Miguel.

Este hombre cuenta que en la misma finca donde cultivaba la coca, empezó con pico y pala a abrir un pozo, luego, consiguió algunos recursos prestados y contrató una máquina para adecuar mejor el sitio, “hoy tengo un lugar para cultivar unos diez mil peces” dice Pabón, con tono de optimismo.

Leonardo Vivas, otro nuevo piscicultor, le dijo un día a su esposa: “vamos a hacer una poza -para criar peces- y dejar lo que le hace daño a nuestra sociedad”, de esta manera le apuestan a la legalidad.

Con el cultivo de la coca dice el labriego, “había mucha matazón -sacrificio-, mucho trabajo, y quedaba muy poca ganancia”. Ve en el cultivo de peces, menos esfuerzo físico, aunque se requiere de una inversión económica.

Ahora espera que asociados puedan salir adelante para jalonar ayuda en los entes territoriales y tocar puertas, en busca de ayuda como la que están recibiendo actualmente representada en capacitaciones para conocer el proceso de la piscicultura.

“Nos enseñan a trabajar para tener un buen manejo de los peces, es bueno para nuestro futuro pues es como que le enseñen a leer en una escuela”, dice.

Considera que “les ha ido bien porque es rentable, legal y se puede salir con el producto por cualquier vía nacional sin tener problema”, ahora para él lo importante es sacar adelante una cooperativa y “salir a la luz con la legalidad y convertir el proyecto en una empresa”.

Robinson Salazar, alcalde de Teorama, atendió el llamado de los ex cultivadores de coca y ahora piscicultores. Les brindó ayuda para iniciar el proceso asociativo y buscaron respaldo en programas como 'Territorio de Oportunidades' y 'Colombia Transforma': “lo que se quiere es que San Pablo se convierta en una potencia exportadora de pescado, ser semillero en venta de alevinos”, dice Salazar.

Ahora tienen en marcha la conformación de la Cooperativa de Piscicultores de San Pablo, quienes ya han logrado obtener capacitaciones en apoyo técnico, pues dice el alcalde de Teorama que “necesitaban arrancar aprendiendo, con el conocimiento viene la fase de comercialización que por ahora se mueve en el mercado local”.

Otro de los piscicultores de San Pablo asegura que el avance ha sido satisfactorio, pero requieren de ayuda para mejorar los pozos. Están buscando la forma de obtener mangueras y máquinas para adecuar estanques.

Según dicen los piscicultores, la armada de los pozos no es difícil, lo complejo está en los costos de los elementos que lo conforman. Requiere de inversión de seis millones de pesos por cada estanque que se compone de una membrana, pegamento y máquina especial.

Los piscicultores del Catatumbo hoy en día están sacando cachama, cachama negra, mojarra, tilapia roja y el bocachico, especies que requieren de concentrado y alimentación costosa, un bulto está en 120.000 pesos; por lo que piden que los precios se regulen y pode acceder a purina más económica.

Son unas 60 familias que están buscando que el cultivo de peces y venta de pescado tenga el respaldo del gobierno nacional pues se trata de un negocio que bien llevado pasa a ser un producto clave a la hora de buscar con qué sustituir los cultivos de uso ilícito en la zona del Catatumbo.

Fuente: Radio nacional de Colombia
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