La pesca es un oficio milenario, que ha sido fundamental para la subsistencia y el desarrollo de comunidades a lo largo de la historia.
La pesca, un oficio ancestral, ha sido fundamental para la subsistencia y el desarrollo de comunidades a lo largo de la historia. Implica la captura de peces y otros organismos acuáticos con diversos propósitos, por ejemplo para el consumo humano, la obtención de subproductos como aceite y harina de pescado. También ha sido una actividad recreativa, que en nuestro país ha generado varios debates.
Los pescadores, expertos en este oficio, utilizan una variedad de técnicas y herramientas adaptadas a diferentes ambientes acuáticos, desde ríos y lagos hasta mares y océanos.
Entre las técnicas más comunes se encuentran la pesca con redes, anzuelos, trampas y líneas de arrastre, diseñadas para aprovechar las características específicas del entorno y las especies a capturar.
La pesca, además de ser una fuente crucial de alimentos para muchas comunidades, desempeña un papel significativo en la economía global. Actualmente, muchos países dependen de la pesca como una industria vital para el sustento de poblaciones enteras, generando empleo y contribuyendo al comercio internacional.
Pesca artesanal
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la pesca artesanal y la acuicultura de recursos limitados son actividades productivas y sociales expuestas a distintos riesgos, especialmente en poblaciones pobres rurales de América Latina y el Caribe.
Estas poblaciones enfrentan necesidades diferenciadas y específicas de protección social. A nivel global, la pesca a pequeña escala representa la mitad de la producción total del sector pesquero y emplea al 90% de la fuerza laboral del sector, siendo la mitad de estos trabajadores mujeres.
La pesca artesanal se caracteriza por un bajo uso de insumos de capital, desarrollándose a pequeña escala e intensiva en mano de obra, con un relativamente bajo nivel de productividad debido principalmente a las barreras económicas y sociales que enfrentan los hogares y unidades productivas rurales de este segmento. Esto reduce la competitividad económica y los márgenes de ganancia derivados de la pesca.
A lo largo del tiempo, la pesca ha evolucionado adoptando tecnologías modernas que mejoran la eficiencia y la seguridad de los pescadores. Embarcaciones equipadas con sistemas de navegación avanzados, equipos de pesca especializados y métodos de conservación mejorados son algunas de las innovaciones que han transformado este antiguo oficio.
Además de sus aspectos económicos, la pesca desempeña un papel cultural en muchas comunidades costeras, transmitiendo conocimientos y tradiciones de generación en generación. Los pescadores a menudo han desarrollado un profundo entendimiento de los ciclos naturales, las corrientes marinas y el comportamiento de las especies, conocimientos esenciales para la supervivencia a lo largo de los siglos.
Sin embargo, la explotación no sostenible de los recursos pesqueros ha llevado a la sobreexplotación de algunas especies, planteando desafíos para la preservación de la biodiversidad marina. A pesar de estos desafíos, la pesca continúa siendo una actividad vital para la alimentación, el empleo y la identidad cultural de muchas comunidades en todo el mundo.
¿Qué se puede hacer para lograr una pesca sostenible?
En este contexto, pesca sostenible es esencial para preservar los ecosistemas acuáticos y garantizar que esta actividad pueda continuar proporcionando beneficios a las comunidades a largo plazo. Por lo tanto, es importante conocer las regulaciones pesqueras locales y respetarlas. Estas normativas suelen incluir límites de captura, tallas mínimas y épocas de veda para proteger las poblaciones de peces durante sus períodos de reproducción.
Optar por técnicas de pesca que minimicen la captura incidental y no selectiva también es crucial. Equipos como anzuelos circulares y redes selectivas pueden ayudar a reducir la captura de especies no deseadas. Si no es necesario retener el pez, practicar la captura y liberación de manera cuidadosa es una práctica responsable. Asegurarse de manipular el pez con las manos mojadas para evitar dañar su capa mucosa y devolverlo al agua de forma rápida y suave.
Además, es esencial evitar el uso de técnicas de pesca destructivas, como la pesca con explosivos o veneno, que causan daños irreparables a los hábitats marinos y a otras especies que no son objetivo. Adoptar estas prácticas contribuirá a la conservación de los recursos pesqueros y permitirá que la pesca continúe siendo una actividad beneficiosa y sostenible para las generaciones presentes y futuras.
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Fuente: Radio Nacional
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