La cantidad de peces puestos en un espacio para su producción tiene relación directa con su crecimiento. Así, si la densidad del cultivo acuícola es de entre el 50 y 100 %, el peso y la talla de los individuos será mayor, que si este supera el 150 %.
El biólogo Joel Fitzgerald Linares Córdova, doctor en Ciencias Agropecuarias, invitado al II Simposio de Acuicultura Sostenible, organizado por la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirma que si se sobrepasa el 100 % de la densidad de cultivo se afecta la productividad.
“Por ejemplo, los peces pueden presentar ciertas afecciones como estrés intenso, lo que causa alteraciones fisiológicas y desequilibrios; también inapetencia, crecimiento lento, natación lenta, oscurecimiento de la piel y hasta la muerte”.
El experto, vinculado a la Universidad de Río Grande del Sur (Brasil), señaló además que a medida que se introducen más individuos dentro de un estanque se genera mayor consumo de oxígeno, causante principal del estrés.
Sus aportes se relacionan con las investigaciones sobre estrés en juveniles de peces lenguados –de la familia Paralichthyidae– que se distribuyen en la Costa Atlántica de Brasil, Uruguay y Argentina.
El lenguado es un pescado blanco, de forma plana y de agua salada. Habita en fondos cubiertos de arena o lodo, dejando al descubierto solo los ojos. Esta especie tiene un alto costo en el mercado de Brasil: el kilo oscila entre los 40 y 80 reales (unos 30.000 a 60.000 pesos colombianos.
La especie se utiliza en la pesca artesanal e industrial en las costas de Río Grande, en el sur de Brasil, y es mucho más grande frente a otras especies, pues alcanza más de 1 m de largo y 10 kg de peso.
Tales características lo convierten en una especie con mucho potencial para la actividad acuícola. Además su manipulación es más fácil gracias a su alta capacidad de osmorregulación (equilibrio de agua y nivel de sal dentro de su organismo), y de temperatura (soporta un rango de 26 °C), por lo que se puede trabajar en diferentes condiciones sin tener efectos graves.
Una investigación rigurosa
Para la investigación, lo primero que se hizo fue obtener los peces mediante fecundación artificial: se tomaron los huevos de la hembra y el esperma de los machos y se pusieron en una probeta; luego los huevos se trasladaron a diferentes tanques llenados con 700 litros de agua.
Después, en el Laboratorio de Piscicultura Estuarina y Marina de la Universidad en Río Grande del Sur se establecieron cuatro tratamientos que incluyeron densidades de 50 % (82 peces por tanque), 100 % (164 peces por tanque), 150 % (246 peces por tanque) y 200 % (328 peces por tanque).
El biólogo Linares explica que “cada sistema de porcentajes contenía cuatro tanques, es decir, eran cuatro sistemas de recirculación independientes para cada tanque. Queríamos ver cómo era el efecto en términos de calidad de agua, de crecimiento y estrés”.
Además, cada día, durante 45 días, se hizo un monitoreo a la calidad del agua siguiendo sus niveles de oxígeno, pH o acidez, nitrito, nitrato, salinidad, amonio total y temperatura.
Encontraron que, con respecto a la supervivencia, el crecimiento y el peso, los peces más grandes pertenecían al tratamiento del 50 y 100 % de densidad del cultivo.
Con respecto al envejecimiento o estrés oxidativo, se vio que el cerebro, las branquias y el hígado mostraron bajos niveles antioxidantes en una mayor densidad de cultivo.
Práctica en crecimiento
La acuicultura se viene presentando como una alternativa en la producción de alimento de origen animal. En 2018 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reportó una producción mundial de 180 millones de toneladas, de las cuales 96,4 provienen de captura y unas 84,1 toneladas de acuicultura.
El 51,3 % de la acuicultura proviene de aguas continentales (ríos, quebradas, lagos, etc.), mientras que un 30,1 % proviene de aguas marinas, siendo una de sus principales especies diferentes tipos de carpa y tilapias, entre otras.
Fuente: Foods News
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