La Asociación de piscicultores de Leguízamo, Asorapaima, junto al Instituto Amazónico de investigaciones científicas, Sinchi, desarrollaron un plan piloto de la crianza y exportación de la arawana, pez amazónico en peligro de extinción, el cual resultó rentable para los interesados.
Este proyecto nació en marco de la convocatoria Jeff en 2019 y fue el Instituto Amazónico de Investigaciones científicas Sinchi quien empezó a desarrollarlo, para ello se vincularon 6 pescadores pertenecientes a la Asociación de Pescadores de Leguízamo, con el fin de recibir la capacitación teórica y práctica sobre el cultivo de arawanas.
“Nosotros miramos que estos animalitos se estaban acabando y a nosotros nos enseñaron a cuidarlos y además a lucrarnos de ellos sin dañar el medio ambiente y sin hacerles daño” afirmó William Ortega, integrante de la Asociación de pescadores de Leguízamo, Asorapaima.
El proyecto
El plan piloto inició en 2019 con la selección de la especie, la arawana, porque según Cesar Bonilla, biólogo del grupo de ecosistemas acuáticos del Instituto Sinchi, “es un animal muy atractivo a nivel internacional, como pez ornamental” posteriormente se hizo una socialización del proyecto a los 24 miembros de la Asociación de pescadores de Puerto Leguízamo, de los cuales decidieron participar seis (6).
Como base para la implementación del proyecto, se tuvo como referente a la Asociación de Acuicultores del Caquetá ACUICA, teniendo en cuenta que es un grupo de pescadores de mayor trayectoria en el cuidado de arawanas, en la región Amazónica, sin embargo, en Leguízamo se tuvo que hacer varias modificaciones para lograr mantener estos animales.
Para William Ortega, la motivación de iniciar en este proyecto se debe a que “hace muchos años atrás se sacaban de aquí 400 mil alevinos, ahora se sacan 1.000 o dos mil y ya en el río casi no se ven arawanas y nos dieron la oportunidad de conservarlo, entonces aprovechamos”.
Los pescadores beneficiarios recibieron capacitaciones teóricas y prácticas por parte del Instituto Sinchi, además de la adecuación de los estanques, los recursos necesarios para lograr la reproducción de la especie y el acompañamiento hasta completar la primera venta de las crías.
Para la comercialización hasta el momento no se cuenta con un contacto de exportación directo, sin embargo “en Leguízamo hay un centro de acopio, que recibe, compra y exporta las crías que los pescadores tengan” confirmó Cesar Bonilla.
“El sueño de nosotros es seguir cosechando y produciendo porque ya vimos que es un proyecto viable” afirmó William, quien ahora tiene 13 arawanas, 6 machos y 7 hembras; además, ahora conoce que en Leguízamo por sus condiciones climáticas el macho puede encubar dos camadas de dos hembras diferentes durante el año.
El ciclo reproductivo de la Arawana en confinamiento
Según Cesar Bonilla, la Arawana plateada es una especie primitiva que existe en la Amazonía colombiana desde los inicios, así mismo es un pez que es controlador en su entorno, por lo que se vuelve un reto acostumbrarlos a estanques y a comer concentrado para peces.
Las arawanas que adaptaron a los estanques se criaron desde pequeñas en estos y ahí con los controles semanales se encontró que su ciclo de reproducción tiene ciertas características especiales, iniciando con el cortejo (poco común en los peces) que se da entre la hembra y el macho.
La pareja se va a una de las esquinas del estanque, se da un proceso de enamoramiento y es ahí donde se da la desovulación de los huevos por parte de la hembra, posterior a ello es el macho quien los incuba en su boca, por un tiempo de 45 a 60 días, tiempo en el que no puede comer; después salen las larvas y son estas las que se cosechan para la exportación.
“Teniendo en cuenta que en Leguízamo se pueden dar dos camadas de arawanas en el año, con los pescadores se puede explotar este recurso, porque en Caquetá solo se da una cosecha durante el año” afirmó Cesar Bonilla.
Fuente: Radio Nacional de Colombia RTVC
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