Primicia. El Instituto Humboltd, el principal soporte de la investigación científica sobre biodiversidad, cuestionó seriamente la posibilidad de introducir e incentivar la producción masiva del pangasius, una especie invasora, prohibida en muchas partes del mundo.
El pez basa, cuya legalización tramita la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), es una amenaza potencial a la conservación de las especies nativas y un alto riesgo para la biodiversidad íctica, determinó el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.
La entidad, adscrita al Ministerio de Ambiente y dedicada a la investigación científica sobre biodiversidad, incluyendo los recursos hidrobiológicos y genéticos, en un nuevo estudio conocido en primicia por LA NACIÓN, reiteró los altos riesgos y cuestionó seriamente la posibilidad de introducir e incentivar la producción masiva de esta especie invasora en Colombia. Además, recomendó el fortalecimiento de la producción de especies nativas.
El pez basa, de origen asiático, puede alcanzar una longitud máxima de 130 centímetros y pesar 44 kilos. Como un gran depredador puede alterar el ciclo biológico de las demás especies nativas. A pesar de su prohibición la producción está extendida en estanques clandestinos y se vende como capaz, en el mercado, sin ningún control.
Desde el 2011 el Instituto Humboltd, responsable de la conservación y uso sostenible de la biodiversidad lo clasificó como alto riesgo porque amenaza la biodiversidad local, altera la cadena trófica, la hibridación, introduce agentes patógenos desconocidos y afecta el material genético.
Ahora, agregó en el nuevo estudio, otros factores sobre los riesgos económicos, ecosistémicos, bajo contenido proteínico y afectaciones culturales.
La nueva investigación, según la entidad, permite inferir un riesgo económico asociado con la introducción masiva en pangasius en Colombia; los costos en los que se incluirían para su control y monitoreo; el menor aporte nutricional para el consumidor de pescado colombiano y las relaciones socioculturales alrededor de la biodiversidad íctica nativa que podrían deteriorarse.
Tercer fracaso
Hace nueve años el Instituto Humboltd frenó en otras dos ocasiones la introducción y producción legal de esta especie, expresamente prohibida.
La introducción y zoocría de parentales de Pangasius con fines comerciales se pretendía desarrollar en estanques en tierra en la piscícola Piedra Pintada en el municipio de Aipe (Huila), como otra alternativa para la oferta piscícola.
El 17 de abril de 2012, el Instituto Von Humboldt, en un concepto técnico, se opuso a la introducción y experimentos con esta especie invasora.
Los resultados de la valoración del riesgo realizada en el 2011 por la entidad, concluyeron que dicha especie es “de alto riesgo (se prohíbe su ingreso)”.
El Instituto conceptuó en esa época que tanto los aspectos biológicos del pangasius (historia de vida) como los hábitos alimenticios (carnívoro) “puede llegar a tener un impacto alto en ecosistemas tropicales, debido a la alta similitud de hábitat, la ausencia de depredadores naturales y el alto riesgo de hibridación que se puede llegar a presentar”.
En el 2013, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) negó la licencia (Resolución 0389) y descartó de plano el permiso para ensayos biológicos en condiciones controladas.
Las razones
Según la entidad, encargada de la protección de la biodiversidad, “la introducción de una especie exótica como el pangasius tiene la probabilidad de generar repercusiones a lo largo de las conexiones del sistema. Por lo tanto, los estudios de dichas relaciones permiten aproximarse a los impactos derivados de la introducción de esta especie, prohibida en otras partes del mundo.
“En cuanto a los impactos económicos derivados de la introducción de especies exóticas, la literatura científica recopilada permite ver que en otros países se han encontrado cuantiosos costos posteriores a la introducción, esto debido a la afectación de fauna y flora local, los cambios de en productividad de varias industrias, los daños a la infraestructura y los costos de control y monitoreo”, precisó el estudio.
En este sentido estimó que aún falta información para aproximarse al cálculo de los costos indirectos y llegar al valor real del impacto.
“Es importante reconocer que también falta un mayor análisis y una investigación detallada sobre los potenciales beneficios económicos asociados al pangasius que contribuyan a una mejor aproximación a la ponderación de costos de la introducción del pez, de manera tal que se posea información suficiente sobre las ventajas y desventajas con el ánimo de tomar una decisión debidamente soportada en evidencia científica”, subrayó la investigación.
Impactos negativos
“Específicamente para el pangasius, los estudios llevados a cabo en países con condiciones geográficas similares al contexto colombiano y que ya han tenido la experiencia de su introducción han encontrado que el pez compite con las especies nativas y tienen potencial de transmitir patógenos entre ellas. Es por esto que los impactos ecológicos de la introducción del pangasius van mediados por la pérdida de servicios ecosistémicos ligados a biodiversidad íctica nativa”, enfantizó el informe técnico.
Además, el cálculo de los impactos económicos está basado en la valoración económica de sus servicios. Con el fin de realizar una primera aproximación a los impactos socioeconómicos para Colombia en este estudio se tomaron en cuenta los servicios de provisión de alimento para autoconsumo, la venta para la obtención de ingreso y los servicios culturales.
Una primera aproximación a la valoración del impacto directo a las ventas de pescado artesanal por competencia con las especies nativas arrojó, según el documento, que la comercialización de pescado de especies nativas se estima en aproximadamente 6.700 millones de pesos para 2019 en las zonas donde se puede establecer el pez basa.
“Ahora, dado que los biomodelos expuestos estiman un nivel de competencia del 26.7%, la introducción del pangasius pone en riesgo dicho porcentaje de ingreso de los pescadores artesanales”, destacó la investigación.
Riesgos económicos
Aunque los datos señalan el alto riesgo económico que conlleva la introducción de la especie, el instituto recomendó un estudio más detallado sobre las funciones de producción de los piscicultores y las disposiciones a pagar por un pescado de mejor calidad por parte de los consumidores con el fin de estimar de manera más precisa los impactos económicos derivados de la introducción del peligroso pez basa.
En relación con el autoconsumo el instituto estimó que los peces nativos aportan significativamente a la dieta de las comunidades ribereñas del río Magdalena. “Un análisis nutricional indica que el pangasius tiene un menor aporte de proteína y de calorías en comparación con especies nativas como el bocachico y el bagre, lo que sugiere una desmejora en la dieta de las comunidades en caso de que se sustituya el consumo de peces nativos por la introducción de esta especie”, recalcó el documento.
Además de los servicios de provisión, los recursos pesqueros ofrecen múltiples servicios ecosistémicos que repercuten en el bienestar y calidad de vida de las comunidades pesqueras (servicios culturales como rituales y costumbres ligadas a especies nativas).Por esto se recomienda ampliar un análisis de manera tal que se visibilice la riqueza cultural que se soporta en la biodiversidad íctica continental.
Altos costos
Después del estudio contenido en 320 páginas, el Instituto ‘Alexander Von Humboldt’, dedicado a la investigación científica sobre biodiversidad descartó definitivamente la introducción del pangasius con fines comerciales en el territorio nacional.
“El análisis realizado permite inferir el riesgo económico que trae asociado la introducción masiva del pangasius en Colombia; los costos en los que se incluirían para su control y monitoreo el menor aporte nutricional para el consumidor de pescado colombiano y las relaciones socioculturales alrededor de la biodiversidad íctica nativa que podrían deteriorarse.
“Estos resultados llevan a cuestionar seriamente la posibilidad de introducir e incentivar la producción de esta especie en Colombia y llevan a plantear como recomendación principal el fortalecimiento de la producción de especies nativas, las cuales ya están adaptadas a los ecosistemas de manera tal que los impactos ecológicos de este fortalecimiento sean nulos o incluso positivos”, concluyó el estudio técnico que cierra nuevamente las posibilidades de introducir esta especie depredadora en el país.
La promesa electoral que el presidente Duque ofreció en octubre de 2018 a los piscicultores en Garzón, quedó en los estanques de los proyectos incumplidos.
Estudios exprés
Otros dos estudios preliminares realizados en solo tres meses, descartaban otros riesgos. El primero revelado en diciembre de 2020 descartaba la presencia de patógenos que podrían afectar a otras especies piscícolas en el país.
El diagnóstico inicial respaldado por el ICA, evidenció que los peces examinados fueron negativos para “edwardsiella ictaluri”, un patógeno que podría afectar otras especies como la tilapia y la trucha. Este estudio exprés fue realizado en desarrollo del convenio de cooperación entre la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) y la Universidad Surcolombiana.
El proyecto contempló el estudio en fresco a través de biopsias de branquias, aletas y raspado de piel para detección de parasitismos externos y otras lesiones relevantes que pudieran tener efectos en la sanidad de la especie.
Los análisis ictiopatológicos fueron realizadospor el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y la Corporación Patología Veterinaria (Corpavet) en las estaciones de Repelón (Atlántico) y Gigante (Huila).
El segundo estudio conocido en enero de 2021 reveló preliminarmente que el pez basa (panghasius) (bajo condiciones de cautiverio, puede convivir con diferentes especies de peces de interés de cultivo en Colombia, sin representar riesgo de predación.
Las observaciones de los ensayos de ecología trófica, revelaron en forma preliminar que el pez basa no registró ninguna frecuencia de comportamiento caníbal intracohorte (FCCI) y tampoco registró frecuencia de comportamiento predatorio interespecífica (FCPI).
Con estos dos estudios los piscicultores, ilusionados con la una promesa presidencial, iniciaron grandes inversiones en la construcción de los estanques para la producción a gran escala de la especie exótica, altamente depredadora.
Sin embargo, el concepto técnico definitivo, producto de una investigación científica, realizada por el Instituto Alexander Von Humboltd, encargado de la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, frenó de nuevo la posibilidad de introducir legalmente en el país la especie exótica, altamente depredadora.
Ricardo Areiza; unidadinvestigativa@lanacion.com.co
Fuente: La Nación
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