El primer trabajo que se hizo en Colombia del uso de los biosólidos en estos cultivos fue un proyecto que se realizó con la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (Ptar) El Salitre, pero durante el proceso se vieron limitaciones.
Los biosólidos son materiales orgánicos producidos durante el tratamiento de aguas residuales por medio de biodegradación, que cuentan con unas características físicas, químicas y microbiológicas ideales para ser empleados en diversos usos.
En el agro se podrían utilizar porque “los suelos destinados a la agricultura normalmente se ven afectados por pérdida de sus propiedades físicas y químicas; en este orden de ideas, el empleo de biosólidos ayuda a mejorar las características del sustrato (suelo), tanto física (textura y estructura) como química”, indica Deivis Suárez, docente investigador de la Fundación Universitaria Agraria de Colombia (Uniagraria).
También tiene posibles usos en la agricultura por su alto valor nutricional, pues en su composición destacan elementos como el cobre y el zinc, para citar algunos.
En cuanto al potencial que pueden llegar a tener en los cultivos de rábanos, “al igual que para otros sembrados que desarrollan el fruto agrícola en el interior del suelo, disponer de un sustrato con mejor textura hace que estos se puedan desarrollar con mayor facilidad y, unido a la fertilidad, se puede lograr que las plantas cultivadas expresen su potencial genético”.
El rábano es una hortaliza de raíz de ciclo vegetativo muy corto, de entre 20 y 70 días, dependiendo de las condiciones agroclimáticas, lo que favorece para tener resultados en corto tiempo y validar los beneficios que ofrecen los biosólidos.
Carlos Costa Posada, presidente de la Asociación Colombiana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (Acodal), señaló que en el artículo 9 del decreto 1287 de 2014, se establecen los condicionamientos para el uso de los biosólidos.
“No se podrán aplicar biosólidos en cultivos hortícolas y frutícolas durante el período de vegetación (formación de tallos y hojas), con la excepción de los cultivos de árboles frutales. Tampoco se podrán aplicar biosólidos durante un período de un año antes de la cosecha y durante la recoleta de cultivos hortícolas o frutícolas que estén en contacto directo con el suelo y que se consuman en estado crudo”, se lee en el decreto.
“Habría que hacer estudios más profundos sobre el impacto que tendrían los biosólidos en esta especie, para poder contemplar a futuro su posible uso, pero hoy en el país la normatividad no lo permite”, agregó Costa. Ramiro Ramírez, agrónomo y profesor de la Universidad Nacional, sede Medellín, aseguró que es un tema muy delicado y que no son un material para aplicar en agricultura.
El agrónomo añadió que el primer trabajo que se hizo en Colombia del uso de los biosólidos en estos cultivos fue un proyecto que se realizó con la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (Ptar) El Salitre, pero durante el proceso se vieron limitaciones. “Había presencia de contaminantes que hoy en día trabajamos para poder evitar que las plantas los acumulen y lleguen a las cadenas tróficas”.
La ley establece dos tipos de materiales
El decreto 1287 de 2014 clasifica los biosólidos en las categorías A y B. En la primera se caracterizan por su alto valor nutricional y pueden ser utilizados sin restricción como enmienda orgánica no húmica en la agricultura. Los de categoría B se emplean, principalmente, en la restauración de suelos degradados.
Fuente: Agronegocios
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