Cerca de 30% de los desperdicios que se realizan diariamente en el mundo se pueden utilizar como abono.
Aunque tanto los fertilizantes como los abonos cumplen una función similar para las plantas en el sentido de proveerles los nutrientes para el crecimiento y mejor desarrollo, existen diferencias importantes entre unos y otros.
Agronegocios consultó a Gabriel Silva y a Heriberto Arias, ingenieros vinculados al Centro de Investigación Caribia de Agrosavia, quienes explicaron que, en primer lugar, la acción de los fertilizantes o de los abonos sobre las plantas no es igual en un caso determinado.
“Por ejemplo en algunos casos de plantas es más eficaz el empleo de abonos y en otros casos de las mismas plantas de acuerdo a sus condiciones es más eficaz el uso de fertilizantes”, indicó Arias.
Los fertilizantes son de origen químico, al estar compuesto de moléculas específicas, mientras que los abonos se caracterizan porque su naturaleza obedece a un principio meramente orgánico (estiércol, compost, etc.), siendo entonces de origen animal o vegetal.
“Por ello, para el caso de los fertilizantes su uso debe ser moderado, ya que, debido a sus concentraciones y si no se tienen en cuenta criterios técnicos, se pueden causar sobredosificaciones o subdosificaciones en los cultivos que se desea fertilizar, generando pérdidas económicas”, comentó el ingeniero Silva.
Los expertos consultados señalan que en el caso de los fertilizantes cumplen una función esencial de aportar al suelo los minerales y radicales que le faltan total o parcialmente para el buen desarrollo de las plantas y los abonos tienen como función elemental mejorar las condiciones físicas del suelo, aunque también aportan a las condiciones químicas.
No afectan condiciones del suelo
De acuerdo con los expertos, en términos generales los abonos no afectan o alteran las condiciones del suelo, mientras que los fertilizantes si se aplican de manera excesiva, sin consultar los contenidos del suelo y en especial algunos componentes, pueden provocar afectaciones graves al suelo e incluso del subsuelo al causar contaminación de las aguas subterráneas.
Por tal razón, cuando se cuente con un suelo con una estructura liviana, el aporte de los abonos orgánicos es fundamental para mejorar las condiciones de retención de agua y mejor disponibilidad de los minerales del suelo. Por su parte, los fertilizantes logran aportar los minerales, ácidos y sales que requieren los cultivos en mayor y menor cantidad para ser más productivos.
Fuente: Agronegocios
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