Un colombiano al año consume casi 90 kilos de papa. Hace dos años el kilo a precio de productor estaba en $900 en promedio, mientras que hace 12 meses se ubicaba en $750. Hoy en día esa misma cantidad está en poco más de $300; y hay zonas productoras en las que incluso se negocia a una impresionante cifra de $250. Niveles que el sector no veía desde hace 20 años.
Ese es el drama que viven los precios de la papa, un producto del campo que, pese a ser tradicional en las comidas que se sirven en Colombia, tiene unas tarifas que no se ajustan a las necesidades de los campesinos.
Esto no les conviene, sobre todo si se tiene en cuenta que detrás de la cadena del tubérculo viven 100.000 familias de 23 departamentos. De este grupo, 80% son pequeños productores, es decir hogares de bajos recursos. Todo esto deja un total de 264.000 empleos aproximadamente, (75.000 directos y otros 189.000 indirectos).
Pero, ¿por qué si en supermercados como Bogotá un kilo de papa puede costar más de $4.000, la persona que la cultiva recibe 13 veces menos? Esto, sin tener en cuenta que la semana pasada usuarios en redes sociales publicaron fotos de anaqueles que mostraban el kilo en hasta más de $8.000. La respuesta se divide puntualmente en tres razones que explican los productores. La caída en el consumo por la crisis del covid-19; el clima que jugó en contra este año para sus cosechas, y los intermediarios que cobran de más.
En el primer punto, los hoteles, restaurantes, y catering (sector Horeca), ocupan normalmente más de 30% de la demanda de papa; pero con la pandemia estos fueron los que tuvieron que parar actividades y con ello hubo menos compras.
Sumado a ello aparece el segundo punto. El gerente de Fedepapa, Germán Palacio, explicó que, “hoy se viven precios que no se veían desde hace incluso dos décadas para los productores porque la cosecha estuvo rodeada de un fenómeno climático. Pero eso no tiene que ver con las heladas que fueron a comienzo de 2020, sino que en marzo, abril y mayo se esperaba que fuese como el invierno tradicional, pero en cambio fue un verano intenso, las siembras se corrieron, entonces las cosechas se movieron para octubre y noviembre”.
Así que, además de que hubo menor consumo en el año, empezó a salir papa en un momento en el que no se estaba demandando a los niveles ordinarios. Y no es que se trate de una sobreoferta, porque incluso para 2020 se espera que Colombia produzca 2,6 millones de toneladas de papa, mientras que en 2019 fueron 2,7 millones. Entonces el problema es que no hay quién la pida, no que hay mucha.
Así se llega al tercer punto. La intermediación. “Esos inventarios acumulados de papa se confiaban en el consumo de las personas en sus casas, en su dieta normal, pero hemos visto cómo este año en supermercados y tiendas de barrio, el consumidor pierde porque le ponen un precio muchísimo mayor al que debería pagar, eso entonces desestimula la compra”, agregó Catalina Mora, directora de la Distribuidora Papera de Boyacá.
Por ahora, el sector confía en un repunte leve de tarifas por cuenta de subsidios históricos que aprobó el Minagricultura por $30.000 millones, y que así cese la imagen de campesinos vendiendo en las carreteras.
El sector es uno de los que tiene peores cifras en la balanza comercial
Además de los subsidios que aprobó el Gobierno, y que ponen en duda los paperos; también piden poner mayor atención a la reactivación de exportaciones. Al corte de agosto, mientras habían salido 1.043 toneladas de papa, a ese mes se importaron 31.139 toneladas. El déficit en la balanza comercial no es un tema nuevo, viene desde 2009 cuando se cerraron las ventas a Venezuela y desde entonces hubo un aumento de papa congelada que llega desde la Unión Europea.
Fuente: Agronegocios
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